Una cuaresma y Semana Santa diferente en Guatemala
- 25 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Por: Julio Romero.
Guatemala es un país rico en tradiciones, costumbres, colores, sabores, lenguas, etnias y bellos paisajes rodeados por área montañosa. También cuenta con historias, leyendas y población unida ante cualquier catástrofe.

Una actividad ancestral que une a fieles católicos en los días de febrero, marzo y abril es la cuaresma y Semana Santa en donde las calles se tiñen de color morado que significa penitencia, orquestas interpretando marchas fúnebres, olor a flores, corozo, pino, aserrín, incienso que son muestras de ofrenda ante imágenes que representan la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Durante muchos años, se han celebrado cortejos procesionales que recorren las principales calles y avenidas no solo del centro histórico o departamentos sino también en pequeños pueblos de la región. Es una época donde cucuruchos desfilan largas jornadas acompañando sus imágenes de devoción.

En este 2,020 se tenían previsto celebrar como cada año la cuaresma y Semana Santa, pero a mediados de febrero se dieron a conocer alertas por un virus altamente peligroso que afectaba gran parte de países, entre ellos: China, Italia, España, Estados Unidos, México, Brasil, Costa Rica, entre otros. Esta alerta ponía en riesgo las actividades culturales y religiosas. Al confirmarse los primeros casos en Guatemala, el presidente Alejandro Giammattei ordenó suspender dichas actividades por lo que la cuaresma y parte de la Semana Santa marcaba un momento histórico, por primera vez las procesiones fueron suspendidas cuando las hermandades de distintas iglesias tenían todo preparado para ejecutar la actividad.
Los comentarios se hicieron presentes en los fieles católicos, de tristeza, otros de enojo y otros de aceptación para el bien del país. Los más afectados en esta suspensión fueron los cucuruchos que esperaban con ansias el paso de los cortejos procesionales.

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